Mas se me ofrece aún otra vía para averiguar si, entre las cosas cuyas ideas tengo en mí, hay algunas
que existen fuera de mí es a saber: si tales ideas se toman sólo en cuanto que son ciertas maneras de
pensar no reconozco entre ellas diferencias o desigualdad alguna, y todas proceden de mí de un mismo
modo; pero, al considerarlas como imágenes que representan unas una cosa y otras otra, entonces es
evidente que son muy distintas unas de otras. En efecto, las que me representan substancias son sin
duda algo más, y contienen (por así decirlo) más realidad objetiva, es decir, participan, por
representación, de más grados de ser o perfección que aquellas que me representan sólo modos o
accidentes. Y más aún: la idea por la que concibo un Dios supremo, eterno, infinito, inmutable,
omnisciente, omnipotente y creador universal de todas las cosas que están fuera de él, esta idea –digo –
ciertamente tiene en sí más realidad objetiva que las que me presentan substancias finitas.

1. Explica el significado de las siguientes expresiones del texto: “substancias”, “realidad objetiva”, “luz natural”.
2. Explica cómo utiliza Descartes la cuestión de la existencia de Dios para superar los problemas planteados por el ejercicio de la
duda metódica.
3. Compara las pruebas cartesianas para la demostración de la existencia de Dios con una prueba tomistas.