En el mundo de los achaguas hubo una serpiente que no solo los mataba a ellos, sino a todos los habitantes del Orinoco. Como estaba acabando con todos, imploraron a Purú, su dios creador, para que los socorriera. Hasta él llegaron y fueron escuchadas las plegarias.
Un día les envió a su hija, que mató a la culebra y la arrojó lejos. Los indígenas, felices por el acontecimiento, realizaron grandes festividades en honor de Purú y de su hija. Mientras bailaban y bebían, la culebra se podría, y de su cuerpo en descomposición brotaban por doquier gusanos que, una vez tocaban con su cuerpo la tierra, se convertían en indios caribes, sus posteriores inmortales enemigos
cuál es la finalidad de este relato