La inteligencia fracasada Siempre me ha interesado la estupidez, tal vez por una pasión erasmista que me acomete de vez en cuando. No escribiría un elogio de la estulticia, pero sí un tratado sobre ella. Si existe una teoría científica de la inteligencia, debería haber otra igualmente científica de la estupidez. Creo, incluso, que enseñarla como asignatura troncal en todos los niveles educativos produciría enormes beneficios sociales. El primero de ellos -me dejaré llevar por mi optimismo- vacunarnos contra la tontería, profilaxis de urgente necesidad, pues es un morbo del que todos podemos contagiarnos. Por cierto, un síntoma de estu- pidez es haber convertido la palabra «morbo» (enfermedad) en un elogio. Si la inteligencia es nuestra salvación, la estupidez es nuestra gran amenaza. Por ello merece ser investigada, como una enfermedad
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¿ cual es la idea principal ?​