Eva Resuelva. Hace muchos años vivía un emperador que solo se preocupaba por ir bien vestido. Un día llegaron al reino dos estafadores. Se fingieron tejedores y aseguraron al rey que ellos podían tejer la tela más maravillosa que se conociera. Esta tela tenía la propiedad de ser invisible para los tontos. Los falsos tejedores pidieron oro, plata, sedas y piedras preciosas. Guardaron todas estas riquezas en sus alforjas mientras fingían trabajar en telares vacíos. Al cabo de algún tiempo, el emperador quiso ver la tela de la que todos le decían maravillas. Pero, claro, la tela resultó tan invisible para él como para otros. Quedó preocupadísimo, mientras pensaba: -No veo nada y esto es que soy tonto y que no sirvo para emperador. De este modo llegó el día de la fiesta nacional, en el que el emperador tendría que estrenar el traje confeccionado con la tela maravillosa. Los dos estafadores acudieron al palacio y llevaron con gran pompa el vestido. Ellos mismos fingieron ajustario sobre el cuerpo del emperador quién salió a la calle para dirigirse a la catedral. Todo el pueblo se agolpaba a su paso, pero nadie se atrevía a decir que no veía el famoso vestido para no ser tenido por los demás por tonto. Pero cuando el coro de alabanzas era mayor, se oyó la voz de un niño que decía: -¡Pero si va desnudo! ¡El emperador va desnudo! Entre el público se empezaron a oír risas. Algunos decían ya: «Pero si va desnudo!»>. El emperador tuvo que rendirse a la evidencia de que aquellos bribones lo habían engañado. Inmediata- mente llamó a los guardianes del reino para que detuvieran a los falsos tejedores, quienes aprovecharon la confusión para escapar; no obstante, a la salida del reino los esperaban otros guardianes que los apresaron. Hans Christian Andersen. El nuevo traje del emperador (adaptación). 3. Ident Am 4. R 5. cuales son los ambientes