2. No pretendía nada con aquello. Yo sólo quería que Marcos me escuchara. No pensé que fuera a acabar tan mal. Ayer por la mañana me había acercado a su casa, en Las Palmas, con el propósito de aclarar las cosas. Cuando llegué, toqué a la puerta y me abrió el padre. Pregunté por Marcos. Sin embargo, éste, muy extrañado, enseguida se alteró y me preguntó, entre gritos, si Marcos no había pasado en mi casa la noche. Yo lo negué, dándome cuenta ya de que me estaba metiendo en un lío enorme. Al final, resultó que Marcos había engañado a su padre… Él no esperaba que yo fuera a buscarle y, al hacerlo, había quedado descubierta su mentira.