En la segunda mitad del siglo xix se encontró en Alemania un fósil con aspecto de reptil. Tenía columna vertebral, una larga cola, dientes incrustados en las mandibulas y dedos con ufas Pero, además, presentaba plumas, por lo que se le dio el nombe de Archaeopteryx, que quiere decir «antigua ala». Teniendo e cuenta que los fósiles de reptiles son más antiguos que los de las aves, plantea una hipótesis sobre la importancia de este hallazgo.​