contestada

Extraiga la tesis: Posibilidades de acceso a la lectura
Hoy, más que nunca, y aunque muy poco se lea, existe superabundancia
de libros, lo cual puede contribuir para que el lector poco lector se pierda
en medio de tanta información. Frente a tanta abundancia, lo más
recomendable es que el alumno y el público en general sepan ponerse en
contacto con los mejores profesores de lectura y con especialistas que en
cada rama del saber sí los hay. A su vez, los lectores poco familiarizados con
los libros deben tener una buena guía de lecturas. Las recomendaciones
de las editoriales no siempre son las más adecuadas.
Las bibliotecas tampoco han contribuido para promover lectores,
a excepción de aquéllos que ya saben utilizar sus servicios y que
permanentemente están al tanto de las novedades editoriales.
La bibliotecóloga colombiana Gloria María Rodríguez afirma que
“las bibliotecas no trascienden ciertas funciones y se enquistan en la
misión de ser biblioteca-memoria, preocupada básicamente por conservar
el patrimonio, o en la biblioteca-estudio, soportando exclusivamente la
vida académica, o en la de la biblioteca-depósito, preocupada sólo por
guardar para el porvenir, o en la de la biblioteca-espectáculo, interesada
únicamente en apoyar las manifestaciones artísticas y recreativas”.
Si el lector no llega a la biblioteca, ésta debería buscar mecanismos
para atraer, más bien dicho llegar con acciones debidamente planificadas
a otros grupos de personas que ignoran la existencia de una biblioteca.
Por ejemplo, los obreros, los campesinos, las amas de casa, funcionarios,
jubilados, ancianos, desempleados, enfermos, presos, los impedidos
físicamente, etc., deberían ser tomados en cuenta para que se les prepare
un ambiente lector adecuado, hasta que logren incorporar la lectura a sus
vidas como si se tratase de cualquier otra actividad que cotidianamente se
la asume con naturalidad.
La marginación lectora de los grupos humanos antes aludidos se
hunden más en la desesperanza por no tener acceso al libro. En otros
países, esta marginación, de alguna manera el Estado o determinados
organismos, la remedian ofreciendo una debida preparación y materiales
de lectura, por ejemplo, acudiendo a los barrios, parroquias y recintos
apartados, mediante bibliobuses que a través de paraderos en los parques
ofrecen sus programas de lectura de manera organizada, económica y
libre.
Las lecturas itinerantes, las biblioesquinas, programas de lectura en
las calles, préstamos, programas de lectura en el lugar de trabajo, lecturas
de barrio, lecturas para niños, lecturas para jorgas juveniles, festivales
de lectura en fechas especiales, menú de libros recomendados en las
habitaciones de los hoteles, hospitales y clínicas, materiales entregados
a domicilio, intercambio de libros usados que se les puede cambiar
por otros, programas de formación para maestros, trabajos en equipo a
través de talleres, círculos de lectura, exposiciones, proyección de vídeos,
diapositivas, películas, sesiones quincenales y/o mensuales de conferencias,
análisis, comentarios, discusiones sobre autores y lecturas, comentarios
de relatos, poemas, ensayos, diarios, cartas, libros de ciencia, lecturas en
voz alta a cargo de buenos locutores, libros para leer en el aula, libros para
prestar a los estudiantes y a los padres de familia, programas específicos en
los medios de comunicación, programas grabados, exposición de retratos
de escritores, guías de locución y libros-correo, son entre tantas y tantas
actividades que se podrían emprender planificadamente desde diferentes
instituciones, sobre todo educativas, para incorporar a todo el mundo en
la promoción del acto auténticamente humano de leer hasta lograr que
el ejercicio y disfrute de la lectura, a más de una realización intelectual,
espiritual e individual, se convierta en un compromiso colectivo de vital
importancia para el desarrollo humano en los ámbitos del progreso
económico, científico, técnico y educativo-cultural de una comunidad
y de un país.