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Sor Juana Inés de la Cruz enfrentó varios prejuicios durante el siglo XVII debido a su género, su intelecto y su dedicación a la literatura y la filosofía. Sin embargo, uno de los prejuicios más significativos que enfrentó fue el prejuicio de género y los roles de género tradicionales.

Como mujer en la sociedad colonial mexicana del siglo XVII, Sor Juana desafiaba las expectativas de género predominantes. En esa época, se esperaba que las mujeres se dedicaran exclusivamente a roles domésticos y maternos, y no se les permitía el acceso a la educación formal o a la participación en actividades intelectuales. Sor Juana, sin embargo, demostró un talento excepcional desde una edad temprana y buscó conocimiento a través de la lectura y el estudio independiente, desafiando así las normas de género establecidas.

Este prejuicio de género fue especialmente evidente en las críticas y censuras que recibió Sor Juana por parte de figuras eclesiásticas y civiles de su tiempo. Su dedicación a la escritura y la búsqueda del conocimiento fue vista como inapropiada y desafiante para su género, lo que resultó en presiones para que se retirara de la vida intelectual y se sometiera a un papel más tradicionalmente femenino.

Aunque enfrentó múltiples formas de prejuicio, el prejuicio de género fue particularmente restrictivo y perjudicial para Sor Juana Inés de la Cruz en el contexto del siglo XVII. Su lucha contra este prejuicio continúa siendo una parte importante de su legado como una de las figuras más destacadas de la literatura y la cultura mexicana.

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