"I have a dream...". Martin Luther King Nathanaël, el nuevo amigo de Léo, está muy orgulloso de su abuelo Howard, un exmarino afroamericano. Howard tuvo la suerte de cono- cer a Martin Luther King cuando era joven y vivía en Estados Unidos. Estaba en Washington, al pie del Lincoln Memorial, el 28 de agosto de 1963, cuando Martin Luther King pronunció su discurso memora- ble: "Tengo un sueño [I have a dream] para defender los derechos de los negros. Sueño que un día, sobre las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos propietarios de esclavos puedan sentarse juntos en la mesa de la fraternidad [...]. Sueño que mis cuatro hijos vivan un día en un país en el que no se les juzgará por el color de su piel, sino por la naturaleza de su carácter". Yo tengo El abuelo de Nathanaël recuerda aquel día como si fuera ayer. Eran más de 200 000 personas, negros y blancos caminaron detrás de Martin Luther King para mostrarle al mundo entero que deseaban vivir juntos en la igualdad y el respeto mutuo. Howard no quería un país en el que algunos estados practicaban la segregación racial, es decir, en el que blancos y negros vivían separados y en el que los negros no tenían los mismos derechos que los blancos. Como era negro, Howard no había ido al mismo colegio que los blancos; como no tenía el color de piel adecuado, no había podido inscribirse para votar. En los años 1950, le estaba pro- hibido sentarse en la parte delantera del bus ¡porque esos puestos estaban reser- vados para los blancos! Por eso, cuando Martin Luther King rezó para que un día blancos y negros se sentaran juntos en la mesa de la fraternidad, Howard lo aplaudió con todas sus fuerzas. un sueño​

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