Ayer salí a pasear con mi amigo, me escapé de casa, no tenía permiso para hacerlo, estaba muy preocupada porque mi padre me había castigado por no haber hecho mis tareas y estaba mal con algunos maestros, podía perder el trimestre. Pero bueno; en ese momento Juan se dio cuenta de mi tristeza y preocupación y me dijo vamos a comer un helado y luego nos vamos a mirar una película al cine. Ya allá miramos una película tan pero tan chistosa que no parábamos de reír y darnos golpes el uno al otro por las ridiculeces que hacían los personajes, me olvidé de todo. Ya era hora de volver a casa, y cuando llegábamos a mi casa, no podía creerlo ¡mi padre! le dije a Juan. Y ahora ¿qué hago? Dije en voz baja, ni modo como dice el dicho "Después del gusto, llega el susto". Llegué y para qué les cuento