En "Continuidad de los parques" de Julio Cortázar, el asesino es el personaje principal de la historia que el lector está leyendo. El protagonista no ve al asesino cuando entra al estudio porque él mismo es el asesino, y el lector se convierte en ese personaje al sumergirse en la historia. Esto crea una fusión entre la ficción dentro del libro y la experiencia del lector.