La fidelidad de Viernes
Viernes dijo que aquel bote era lo suficientemente
grande; pero lo que pasaba era que el sol lo había
resquebrajado y resecado, de manera que estaba
inservible. Viernes me dijo que un bote como ese
iría muy bien y podría llevar “mucho bastante
víveres, bebida, pan”, pues así era como hablaba.
Después de todo aquello le dije que íbamos a
hacer un bote tan grande como ese para que él
pudiera volver a su país. No respondió ni una
palabra, pero se quedó muy serio y triste. Le
pregunté qué le pasaba. Y él a su vez me hizo esta
pregunta:
- ¿ Robinson por qué tú, muy enfadado con
Viernes? ¿Qué hacer yo?
Le pregunté que qué quería decir con esto y le
aclaré que yo no estaba en absoluto enfadado con
él.
- ¡No enfadado! ¡No enfadado! -exclamó repitiendo
varias veces las palabras-. ¿Por qué enviar Viernes
fuera de casa a mi tierra?
- ¡Cómo! ¿No decías que querrías estar allí?
-Sí, sí -respondió-, querer estar allí los dos, no
querer Viernes allí y amo no allí.
En una palabra, no le cabía en la cabeza irse sin
mí.
-Pero, Viernes -dije-, si me voy contigo, ¿qué voy a
hacer allí?
A esto me replicó con mucha viveza:
-Tú hacer mucho, mucho bien, tú enseñar hombres
salvajes ser hombres buenos, sabios, pacíficos; tú
enseñarles conocer Dios, rezar Dios y vivir vida
nueva.
- ¡Ay! Viernes -dije-, no sabes lo que dices, yo no
soy más que un ignorante.
-Sí, sí -insistió-, tú enseñar bien, tú enseñar ellos
bien.
-No, no, Viernes irás sin mí, me dejarás aquí
viviendo solo como antes.
De nuevo pareció quedarse muy confuso ante
estas palabras, y precipitándose sobre una de las
hachas que solía llevar, la cogió apresuradamente,
vino hacia mí y me la dio.
- ¿Qué tengo que hacer con esto? -le pregunté-.
-Tú matar Viernes -dijo-.
- ¿Y por qué tengo que matarte?
Replicó con mucha viveza:
- ¿Por qué enviar lejos Viernes? Coger, matar
Viernes; ¿no enviar lejos Viernes?
Esto lo decía con tanta emoción que vi lágrimas en
sus ojos. En una palabra, vi con tal evidencia el
extremado afecto que me profesaba y lo firme de
su resolución, que le dije entonces, y se lo repetí a
menudo más adelante, que nunca lo enviaría lejos
de mí, si él quería quedarse conmigo.
Daniel Defoe “Robinson¨¨ Transforme cada una de las expresiones, primero a presente, luego a pasado y después a futuro. Analice las siguientes expresiones que aparecen en la lectura anterior:
- ¿Qué hacer yo?
- ¿Por qué enviar Viernes fuera de casa a mi tierra?
- Tú hacer mucho, mucho bien, tú enseñar hombres salvajes ser hombres buenos, sabios, pacíficos.
- Tú matar Viernes

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