"Las plantaciones no son bosques". Con esta frase, un grupo de profesionales forestales critica un modelo de uso de la tierra que, según ellos, solo ha traído la destrucción de bosques nativos y de otros ecosistemas igualmente valiosos que sustituyen, y que ha venido impulsándose indiscriminadamente en el sector rural de los países latinoamericanos. En todo el mundo, afirman, "quienes conocen mejor este tema son las poblaciones locales que sufren directamente el impacto de grandes plantaciones dedicadas al cultivo de un solo producto 'altamente rentable'. Entre las consecuencias de este tipo de cultivos, se encuentran: la pérdida de biodiversidad, la disminución de la producción de alimentos variados, la degradación de los suelos y la disminución de fuentes de empleo en zonas de tradición agropecuaria […]".

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