Cuando en su esbelta alfajia surge la aurora mojada para tender su mirada sobre los campos del dia, y en la temprana herrería despierta el yunque cantor, porque habla en lengua de amor y por claro y por profundo, se llama entonces el mundo Bolivar Libertador. Cuando obediente el anzuelo derrama el mar en la orilla sobre la arena amarilla sus pescaditos de yelo, porque que no es otro su anhelo que dar de si lo mejor, un nombre tiene de honor y un apellido ese mar: lo llama el aire al pasar Bolivar Libertador. Cuando al rescoldo tranquilo de su cesto de costuras, mi madre borda blancuras con sus estambres en vilo, y palomillas de hilo vuelan a su alrededor, ese universo de amor a que entonces pertenece, se llama, pues lo merece, Bolivar Libertador. Cuando el aguacero frío sus rotas cántaras vierte y en toronjiles convierte las candelas del estio; cuando la tierra es plantio con altas yerbas de olor, ese tiempo labrador que abril cantando inaugura, se llama por su hermosura Bolivar Libertador. Mi patria y sus caseríos, sus petróleos torrenciales, sus comarcas vegetales y sus tumultos de rios, salinas y labrantíos, animales de albor, llanto, júbilo y sudor de esta tierra y de su gente, se llama sencillamente. Bolivar Libertador.​

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