Yo le tengo un poco de miedo a ciertos sapos, y podría pensar que al escribir usted un artículo (con gesto y muecas de alabanza) a alguna persona, en el momento oportuno, se comportó como un sapo, y podría pensar también que son pocos los teatros que le gustan, y que ante ellos no haría gestos de pánico sino reverencias. Si ese gesto cercano al de un sapo no me dio miedo, debió ser porque uno de los tratamientos efectivos contra las fobias es la exposición a lo temido, o porque tal vez usted no lo sea. De todas maneras lo invito a que se trate.