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un comentario critico de el nacimiento de nenufar por favor
A su vuelta de la guerra contra la tribu Tahawi, el jefe de los Saranacs entró triunfante en su poblado junto al Lago de las Estrellas Agrupadas, llamado años después por los ignorantes como Lago Tupper.

Alto e invencible paseó entre su gente, alardeando de sus victorias y luciendo las cabelleras que había cortado.

Saludad al jefe Sol Ardiente Wayotah, he hecho temblar a los Tahawi, la victoria es nuestra, gritaba el jefe indio.

Mientras todos aplaudían emocionados y le escuchaban anonadados, la bella Oseetah, el Pájaro, miraba al joven y fuerte jefe con miedo de que quisiera desposarse con ella, porque su corazón ya pertenecía a otro hombre.

Pero el jefe Sol, ya se había fijado en Oseetah y, tras el banquete de celebración quiso acercarse a ella. Al verlo, Oseetah comenzó a caminar huyendo de él y, silenciosamente se escabulló hasta la orilla del lago.

Al encontrarse con ella, el jefe Sol, intentó acercarse para demostrarle sus intenciones pero, cuando quiso abrazarla, ella le pidió que la dejara sola. Sol, todavía sintiéndose grande por su victoria, insistió en acercarse a ella pero Oseetah, pensando en su verdadero amor, corrió hacia el borde de una roa empinada y allí, se lanzó a las aguas profundas.

El jefe Sol, temiendo por ella, se lanzó en su busca pero, por más que nadó entre las rocas, no consiguió encontrarla. Triste y cabizbajo, regresó al pueblo y le contó a la gente lo que había sucedido.

Los padres de Oseetah, el Pájaro, lloraron afligidos y, el jefe Sol, se retiró a su tienda para no mostrar su tristeza a los demás. Más tarde, al mediodía llegó un cazador con noticias extrañas:

¡Crecen flores en el agua!, dijo.

La gente se dirió al lago, tomaron sus canoas y navegaron hasta la Isla de los Olmos. Allí, en una cala, el agua quieta estaba cubierta de flores, unas blancas como la nieve, llenando el aire de perfume, otras fuertes y amarillas, como el lago al atardecer.

Explícanos qué es esto, gritaron al curandero de la tribu. ¡Ayer no estaban!

Es nuestra hija, dijeron los padres de Oseetah. Estas flores son la forma que toma. El blanco es su pureza, el amarillo su amor. Su corazón se cerrará cuando se ponga el sol y se reabrirá cuando él vuelva a salir.

Y el joven jefe se apartó e inclinó la cabeza en señal de respeto.

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