1)¿que acciones se propusieron inicialmente para enfrentar la deforestación en el chaco?
2)¿por qué se menciona que los cambios propuesta no se efectivizaron?
3¿ que consecuencias negativas trae consigo el desmonte ilegal según el texto ?
4)¿que cambios se dieron a nivel gubernamental en relación con el ministerio de ambiente y desarrollo territorial?
5)¿ que críticas se plantean con respecto el nuevo proyecto de ley de ordenamiento territorial de bosques nativos?
texto:
En los últimos años, la provincia del Chaco viene encabezando los alarmantes
índices de pérdida de bosques nativos que tristemente caracterizan a la región
del Gran Chaco, segundo mayor ecosistema boscoso y pulmón verde del
planeta detrás del Amazonas.
Hace cuatro años, desde estas columnas celebrábamos la intención manifestada
en aquel entonces de jerarquizar la política ambiental chaqueña, a través
de encomendar a las áreas ambientales la fiscalización del desmonte y la tala
ilegal, en lugar de delegar el tema a las estructuras de producción,
exclusivamente enfocadas en la rentabilidad. Sin embargo, aquellos cambios
nunca se efectivizaron y, pese a innumerables reclamos y denuncias de
irregularidades por parte de organizaciones socioambientales, el escenario no
cambió: sólo en 2023 en esa provincia el desmonte ilegal alcanzó el dramático
récord de 57.000 hectáreas. Entre 2008 y 2020, la plataforma de monitoreo de
la deforestación a cargo de la Red Agroforestal Chaco
Argentina (Redaf) reportó que la provincia perdió más de 376.000
hectáreas de bosque nativo. Millones de especies se quedaron sin su hábitat.
En sintonía con los comicios nacionales, los chaqueños eligieron un cambio de
gobierno. En temas ambientales, desgraciadamente la ilusión ha comenzado ya
a diluirse. El Ministerio de Ambiente y Desarrollo
Territorial fue absorbido por el de Producción, con el consecuente
desfinanciamiento. En lo que al futuro de los bosques se refiere, la presentación
del bloque de legisladores provinciales del oficialismo de un nuevo proyecto de
ley de ordenamiento territorial de bosques nativos, altamente regresivo y
contrario a la ley nacional de presupuestos mínimos de bosques nativos, agrava
el escenario.
Es justo consignar que la última versión del proyecto de ordenamiento
territorial presentada por el gobierno anterior también disminuía la protección
de cientos de miles de hectáreas de bosques nativos. Sin embargo, la nueva
administración, lejos de haber tomado nota de los justificados cuestionamientos
a dicha propuesta, está enarbolando una nueva que desafectaría aún más
superficie de bosques protegidos en la denominada “categoría amarilla”,
especialmente en el Chaco Seco o Semiárido, una ecorregión
propensa a la desertificación y degradación del suelo. De aprobarse, la
destrucción de los medios de vida de las comunidades indígenas y campesinas,
primeros perjudicados por la desaparición del bosque nativo, será otra trágica
consecuencia.
Afortunadamente, el debate recién comienza y la nueva gestión tiene margen
para desandar el proceso de elaboración del proyecto, revisar su contenido y
desarrollar un esquema de participación serio.
El planeta entero está observando el avance de la deforestación en el Gran
Chaco. Es deseable que los cambios que la sociedad acompañó con su voto
tengan el correlato de una gestión moderna, transparente y sostenible, que
garantice la conservación de uno de los ambientes más amenazados de nuestro
país y del mundo. Sin bosques, los seres humanos no tendríamos aire puro ni
agua potable ni muchos alimentos que hoy consumimos.