b. Las personas que piden limosnas en las calles, están muy acostumbradas a inter-
pretar la persona más adecuada por la expresión de su rostro o por el tipo de aten-
ción que les preste, en ocasiones usarán la desatención como puerta de acceso y
la mirada del otro les dejará muy claro qué piensan de ellos y qué pueden esperar.