"El actual conflicto armado que enluta a vastas regiones y amplios sectores de la población colombiana, afecta de manera directa o indirecta a toda la nación (…) somos conscientes de la nefasta influencia totalizadora de este flagelo sobre los diversos estamentos de la vida nacional. Toda guerra de hecho compromete a la población civil, destruye la economía de las regiones y subvierte los valores sociales. La guerra que desató la subversión y que nos ha obligado a responder, no es una guerra de posiciones con distintivos convencionales y combatientes identificables, como en los enfrentamientos bélicos regulares. Es una guerra irregular, en la cual la guerrilla se camufla dentro de la población civil".