Dice Rilke: Si nuestra vida cotidiana nos parece pobre, no la culpemos, culpémonos nosotros mismos; digámonos que no somos lo bastante poetas para suscitar sus riquezas. Para los creadores no hay pobreza ni lugar pobre, indiferente. Esta concepción es muy importante para cualquier artista porque le permite darse cuenta de que: