Cuando uno compra un objeto tecnológico nuevo, compra la ilusión más importante de los tiempos
modernos: la ilusión de la velocidad y de la ubicuidad.
El objeto promete que, gracias a él, uno puede ser más veloz y estará conectado con más personas
en más lugares y en diferentes tiempos. Cada objeto con que contribuya a anular más tiempos y
distancias, es decir, que ofrezca una versión más sintetizada del mundo, va a prevalecer. En un
mundo marcado por la velocidad, solo los objetos portátiles, que se adosan al cuerpo, que se
convierten en parte del cuerpo, tienen derecho a existir. Estos son los objetos que se cuelgan en
nuestros cuerpos como un apéndice y se convierten, en cierto sentido, en nuestros sirvientes y en
nuestros amos. Ya se anuncian dispositivos que se conectarán a nuestro sistema nervioso y que
permitirán acceder directamente, cuando lo queramos, a una pantalla a través de nuestros ojos.
Será entonces cuando llegue la era en la que no usaremos las máquinas sino que todos nos
habremos convertido en una de ellas.
Con respecto a los aparatos tecnológicos nuevos ¿cuál no es una afirmación del autor?
A. Se dice que, en el futuro, algunos podrían conectarse a nuestro sistema nervioso.
B. Son objetos que han llegado a convertirse en nuestros amos y sirvientes.
C. La ilusión de la velocidad está relacionada con su compra.
D. Según su capacidad de ofrecer una velocidad más sintetizada del mundo perdurarán.
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