Respuesta:
La solución justa en este caso implicaría encontrar un equilibrio entre el derecho a la libertad de culto y el derecho a la intimidad familiar de los vecinos afectados. Se podría considerar establecer regulaciones sobre el volumen y la duración de las ceremonias religiosas para minimizar la perturbación a los vecinos, quizás limitando el horario o el nivel de ruido permitido durante las actividades de culto. Además, se podrían explorar opciones alternativas de ubicación para las ceremonias que no afecten la tranquilidad del vecindario.
Nose que más poner