[1] Acababa de establecerse Israel y había guerra contra (a) la Liga Arabe. Los niños que de verdad eran árabes y judíos sólo se hablaban para insultarse y pelear. [2] En los recreos comíamos tortas de nata que no se volverán a ver jamás. Jugábamos en dos (b) bandos: árabes y judíos. [3] Después de cuanto acaba de pasar (c) (las infinitas matanzas, los campos de exterminio, la bomba atómica, los millones y millones de muertos), el mundo de mañana, el mundo en el que ustedes serán hombres, debe ser un sitio de paz, un lugar sin crímenes y sin infamias. En las filas de atrás sonaba una risita. [4] Bernardo (d) Mondragón, nuestro profesor, les decía: Ustedes nacieron aquí. Son tan mexicanos como sus compañeros. No hereden el odio. [5] Mondragón nos observaba tristísimo, seguramente preguntándose qué iba a ser de nosotros con los años, cuántos males y cuántas catástrofes aún estarían por delante. Pacheco, J. Emilio (1981). Las Batallas en el desierto. México. Era Del contenido del texto anterior se puede inferir que el autor: A. Recuerda las expresiones de tristeza del maestro Mondragón. B. Expresa de manera narrativa su preocupación por los alumnos. C. Reflexiona sobre los avatares de la guerra entre árabes y judíos. D. Rememora situaciones personales de su propia infancia escolar.