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contestada

"Cuando en Milán llovieron sombreros"
Una mañana, en Milán, el contable
Bianchini iba al banco enviado por
su empresa. Era un día precioso, no
había ni siquiera un hilillo de niebla,
hasta se veía el cielo, y en el cielo,
además, el sol; algo increíble en
el mes de noviembre. El contable
Bianchini estaba contento y, al andar con paso ligero, canturreaba
para sus adentros: "Pero qué día tan bonito, qué día tan bonito, qué
día tan bonito, realmente bonito y bueno...". Pero, de repente, se olvidó
de cantar, se olvidó de andar y se quedó allí, con la boca abierta,
mirando al aire, de tal forma que un transeunte se le echó encima y le
cantó las cuarenta:
-Eh, usted, ¿es que se dedica a ir por ahí contemplando las nubes?
¿Es que no puede mirar por dónde anda?
-Pero si no ando, estoy quieto... Mire.
-¿Mirar qué? Yo no puedo andar perdiendo el tiempo. ¿Mirar dónde?
¿Eh? ¿¡Oh!? ¡La marimorena!
-Lo ve, ¿qué le parece? -Pero eso son... son sombreros... [...]
5. ¿Cómo era el día del señor Bianchini? ¿En qué lugar se encontraba?

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