Ciudades con grandes cinturones de miseria como Bogotá, Medellín, Barranquilla o Cali han sido modeladas por sucesivas corrientes migratorias de desplazados por la violencia política. La solución al problema de los desplazados es evidente: acabar con la violencia que es la que produce el desplazamiento. Pero las opiniones autorizadas coinciden en que este conflicto se va a prolongar. Como respuesta se ha propuesto un sistema de atención a los desplazados como un esfuerzo por humanizar la guerra y tratar de controlar sus efectos perversos sobre la población civil. A partir de lo anterior se puede proponer que las políticas tendientes a contrarrestar el fenómeno del desplazamiento deben