Podria hacerme una reseña sobre este texto, porfavor.

LA REALIDAD DE LOS REALITIES
Por: Lorenzo Villegas
Antes de que comenzaran los realities de cocina en Colombia, escribí una columna y me pregunté ¿quiénes
podrían salir quemados? Pensaba en los concursantes o en los jueces, pero mi sorpresa hoy es mayúscula,
salimos quemados los espectadores.
Digo salimos para no pasar por agrandado, pero la verdad, de La Prueba, creo que vi tres episodios
incompletos y de Máster Chef he mirado, mal contados, la misma cantidad, también sin concluirlos. He visto
muy poco porque encontré lo que suponía, o sea, lo mismo de los formatos internacionales, pero estilo criollo.
Cocineros que lloran, historias de superación, gritos, fracasos, peleas, maltrato verbal y hasta sicológico, nada
sorprendente.
No espero encontrar en estos espacios la revelación culinaria nacional, ni la salvación de la cocina típica. No
me molesta que los concursantes o los productores, no promuevan, utilicen, cocinen o elogien los ingredientes
autóctonos de la tierra, para nada. Al contrario, me parece normal, lo más normal del mundo, que no lo hagan.
Es que la televisión es una quimera, la promesa de imaginarme a mí, como alguien diferente, así sea por media
hora.
No somos un país de lectores. La gente no vive la realidad de la fantasía que te ofrece la literatura, por lo
tanto, es normal que esa fantasía la busquen en la televisión. Las notas de los periódicos más leídas son sobre
la cirugía plástica de la actriz, el nuevo carro del cantante, los resultados del torneo de fútbol y temas por el
estilo. Nadie quiere leer sobre presupuesto participativo, hojas de vida de candidatos a elecciones, análisis
financiero sobre el incremento de la libra de arroz, ni nada para pensar.Los televidentes de realities buscan escapar a la realidad real, sumergirse en la fantasía de ser concursantes o
jueces, de imaginarse dentro del televisor mejorando el plato del émulo que perdió o ganó, juzgando la
preparación y mirando a cámara en primer plano, para decir las palabras que lo consagrarían como prócer de
la cocina mundial.
La yuca, la papa y el arroz son nuestra verdad cotidiana, nadie quiere ver eso. Los realities son lo que son, vivir
la vida del otro, imaginarme a mí como otro, comer lo que come otro (Villegas, 2015).

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