PREGUNTA 14:
Nuestros amores debían tener una solu-
ción como la tienen todos: o me casaba
con Lina o rompía con ella. Esto último
era imposible, luego tenía que casarme
con Lina. Lo que me aterraba, de la vida
de casado, era la perduración de esos ojos
que tenían que alumbrar terriblemente
mi vejez. Cuando se acercaba la época
en que debía pedir la mano de Lina a su
padre, un rico armador, la obsesión de
los ojos de ella me era insoportable. De
noche los veía fulgurar como ascuas en la
obscuridad de mi alcoba; veía al techo y
allí estaban terribles y porfiados; miraba
a la pared y estaban incrustados allí; ce-
rraba los ojos y los veía adheridos sobre
mis párpados con una tenacidad luminosa
tal, que su fulgor iluminaba el tejido de
arterías y venillas de la membrana. Al
fin, rendido, dormía, y las miradas de
Lina llenaban mi sueño de redes que se
apretaban y me estrangulaban el alma.
¿Qué hacer? Formé mil planes; pero no
sé si por orgullo, amor, o por una noción
del deber muy grabada en mi espíritu, ja-
más pensé en renunciar a Lina.
En base al fragmento anterior, se com-
prende que el terror del narrador es
О
A) una vez casado con Lina, envejecer viendo sus ojos todos los días.
B) planear viajes y reconocer el pesimismo de Lina.
C) vivir en la misma casa del padre de Lina.
D) ser rechazado al pedir la mano de Lina.