EL SOL Y EL GIRASOL Una mañana de duro invierno, las flores se quedaron dormidas. Tenían tanto frío, que unas a otras se abrazaban para calentarse. Pero una de ellas abrió sus pétalos amarillos, buscando la luz del día. Y, a pesar de que el sol estaba oculto por las nubes, la flor siguió elevando sus pétalos amarillos como buscándolo. Al darse cuenta de esto, el sol, que todo lo veía, se acercó a la hermosa flor y le preguntó cómo se llamaba. - No tengo nombre – le dijo tímidamente. - Desde hoy,

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