En un barrio se instaló una clínica veterinaria junto a un edificio de apartamentos. Un grupo de habitantes del edificio, dueños de mascotas, aplauden la instalación de la clínica. Sin embargo, están de acuerdo con otros habitantes del mismo edificio, quienes están molestos, pues afirman que los ladridos de los perros que se atienden en la clínica impiden su descanso. Por esto, los habitantes del edificio sugieren que la clínica sea reubicada en una zona no residencial. Los dueños de la clínica