Tres chicas universitarias desean adquirir un transistor que han visto en los almacenes locales y que cuesta 3.000 pesetas. Cada una pone 1.000 pesetas y lo compran. El gerente de los almacenes le dice a la vendedora que debería habérselo vendido por 2.500 pesetas, puesto que se trata de unas rebajas. Al día siguiente, cuando las chicas pasan frente a los almacenes, la vendedora les hace señas para que entren. Les explica que cometió un error con respecto al precio y que les devuelve 100 pesetas