Un narrador experto
–¿Un numerito de la suerte?
Gregorio se volvió con el vértigo de la duda todavía en los ojos. Había allí un hombre bajo y corpulento, de
unos sesenta años, de aspecto complicado o absurdo. Llevaba en el pecho unos billetes de lotería, cogidos
con ganchos.
–Me permitirá usted que me presente: Antón Requejo. No le había visto antes por aquí, le diré, y me he dicho:
nobleza obliga.
Gregorio lo miró sonriendo, comprensivo y conciliador.
–¿Dispone usted de media hora para