artificiales servían para obtener tierra útil para la siembra en las laderas andinas de los territorios Permitían aprovechar mejor el agua, tanto en lluvia como en regadío, haciéndola circular a través de los canales que comunicaban sus diversos niveles; de esta manera también se evitaba la del suelo. Esta tecnología servía no sólo para cultivar maíz sino diferentes productos agrícolas.