Respuesta :

Hombres necios que acusáis 
la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión 
de lo mismo que culpáis: 


si con ansia sin igual 
solicitáis su desdén, 
¿por qué queréis que obren bien 
si la incitáis al mal? 


Cambatís su resistencia 
y luego, con gravedad, 
decís que fue liviandad 
lo que hizo la diligencia. 


Parecer quiere el denuedo 
de vuestro parecer loco 
el niño que pone el coco 
y luego le tiene miedo. 


Queréis, con presunción necia, 
hallar a la que buscáis, 
para pretendida, Thais, 
y en la posesión, Lucrecia. 


¿Qué humor puede ser más raro 
que el que, falto de consejo, 
él mismo empaña el espejo, 
y siente que no esté claro? 


Con el favor y desdén 
tenéis condición igual, 
quejándoos, si os tratan mal, 
burlándoos, si os quieren bien. 


Siempre tan necios andáis 
que, con desigual nivel, 
a una culpáis por crüel 
y a otra por fácil culpáis. 


¿Pues como ha de estar templada 
la que vuestro amor pretende, 
si la que es ingrata, ofende, 
y la que es fácil, enfada? 


Mas, entre el enfado y pena 
que vuestro gusto refiere, 
bien haya la que no os quiere 
y quejaos en hora buena. 


Dan vuestras amantes penas 
a sus libertades alas, 
y después de hacerlas malas 
las queréis hallar muy buenas. 


¿Cuál mayor culpa ha tenido 
en una pasión errada: 
la que cae de rogada, 
o el que ruega de caído? 


¿O cuál es más de culpar, 
aunque cualquiera mal haga: 
la que peca por la paga, 
o el que paga por pecar? 


Pues ¿para qué os espantáis 
de la culpa que tenéis? 
Queredlas cual las hacéis 
o hacedlas cual las buscáis. 


Dejad de solicitar, 
y después, con más razón, 
acusaréis la afición 
de la que os fuere a rogar. 


Bien con muchas armas fundo 
que lidia vuestra arrogancia, 
pues en promesa e instancia 
juntáis diablo, carne y mundo. 
DE PABLO NERUDA

MUJER, NADA ME HAS DADO

Nada me has dado y para ti mi vida 
deshoja su rosal de desconsuelo,
porque ves estas cosas que yo miro, 
las mismas tierras y los mismos cielos,

porque la red de nervios y de venas
que sostiene tu ser y tu belleza
se debe estremecer al beso puro
del sol, del misino sol que a mí me besa.

Mujer, nada me has dado y sin embargo 
a través de tu ser siento las cosas:
estoy alegre de mirar la tierra 
en que tu corazón tiembla y reposa.

Me limitan en vano mis sentidos 
-dulces flores que se abren en el viento-
porque adivino el pájaro que pasa 
y que mojó de azul tu sentimiento.

Y sin embargo no me has dado nada,
no se florecen para mí tus años, 
la cascada de cobre de tu risa 
no apagará la sed de mis rebaños.

Hostia que no probò tu boca fina, 
amador del amado que te llame, 
saldré al camino con mi amor al brazo 
como un vaso de miel para el que ames.

Ya ves, noche estrellada, canto y copa 
en que bebes el agua que yo bebo, 
vivo en tu vida, vives en mi vida, 
nada me has dado y todo te lo debo.

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