Respuesta :

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Neuquén y Limay eran la sombra y el ciprés, el agua y el reflejo, el halcón y la altura. Siempre estaban el uno con el otro. Juntos escalaban montañas, cazaban ciervos rojos y bailaban, también, al compás del cultrum (¡bom, bom!), que animaba siempre sus reuniones.