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La Guerra Fría Cultural latinoamericana fue una extensa red de actores, prácticas y estrategias comunicativas que, en el terreno de la diplomacia cultural y las producciones culturales de masas en Latinoamérica, estuvieron sujetas a las tensiones entre el bloque socialista, el bloque capitalista y el bloque cubano.[1][2] Esta formó parte de la Guerra Fría Latinoamericana, la cual se caracterizó por una paulatina escalada de las tensiones políticas y sociales internas y externas en los países de la región como parte de la Guerra Fría Global. Estas tensiones se vieron fortalecidas por sucesos como la Revolución Cubana o las dictaduras militares en países latinoamericanos durante las décadas de 1970 y 1980.[3] La Guerra Fría Cultural en América Latina tuvo un gran efecto en el entorno intelectual latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX, incluyendo manifestaciones como las artes, las ciencias sociales y la llamada cultura de masas.[4]

La Casa de las Américas fue una de las principales instituciones que participaron en la Guerra Fría Cultura Latinoamericana

Cronológicamente, la Guerra Fría Cultural latinoamericana puede ser divida en tres etapas, aunque estas pueden variar de acuerdo a los contextos nacionales y locales. La primera de ellas, conocida como Guerra Fría Cultural temprana, va de 1949, con la formación de los primeros comités nacionales del Consejo Mundial de la Paz, hasta 1959, con el triunfo de la Revolución Cubana. Este periodo se caracterizó por la confrontación entre los grupos latinoamericanos asociados al Congreso por la Libertad de la Cultura y los sectores asociados tradicionalmente con el comunismo, muchos de ellos relacionados con el Consejo Mundial de la Paz.

Una segunda etapa, nombrada como la Revolución Cubana y la radicalización de las posturas, va de 1959, con la formación de las primeras instituciones culturales posrevolucionarias cubanas hasta 1971, con el encarcelamiento del poeta cubano Heberto Padilla. Esta se caracterizó por el protagonismo que la Revolución Cubana tuvo sobre los artistas e intelectuales latinoamericanos, así como la revitalización de los organismos regionales del Congreso por la Libertad de la Cultura. Una última etapa, conocida como Guerra Fría Cultural tardía, se extiende desde 1971, hasta finales de la década de 1980 e inicios de la de 1990, con el regreso a la democracia en distintos países latinoamericanos. Se caracterizó por el decaimiento del protagonismo de la Revolución Cubana, la represión que gobiernos militares de la región realizaron en contra de sectores de la izquierda, y el tránsito a discusiones sobre el restablecimiento la democracia y la búsqueda de nuevos modelos políticos ante el colapso del bloque socialista.

Las tensiones de la Guerra Fría Cultural latinoamericana se debieron a diversas razones. Una de ellas fue la confrontación de visiones de modernidad entre los grupos participantes, lo que se manifestó la disputa de términos como libertad, democracia, paz, cultura, justicia, lucha, compromiso, revolución e intelectual.[5] Otra causa fue la ubicación geográfica del continente americano y su importancia geopolítica para los participantes en el conflicto. A inicios de la Guerra Fría, los estadounidenses no consideraron a la región latinoamericana como un espacio de acción prioritario para frenar el avance comunista, debido a la hegemonía cultural que ejercían sobre el continente desde finales del siglo XIX. Sin embargo, ante las emergentes amenazas que representaron las posturas emanadas desde la Unión Soviética y Cuba, las cuales lograron un importante apoyo de intelectuales latinoamericanos, los estadounidenses se vieron en la necesidad de actuar, pero sin lograr una total hegemonía política y cultural sobre el continente. Un último motivo de las tensiones se debió a los conflictos culturales existentes entre los actores latinoamericanos, los cuales se potenciaron por el conflicto global. Problemas como la desigualdad social imperante en la región, el autoritarismo y la inestabilidad política que vivían diferentes países, y el reempoderamiento de las élites políticas y económicas tradicionales provocaron discusiones y conflictos intelectuales en la región que, se fortalecieron con las dinámicas globales de la Guerra Fría Cultural