Respuesta :

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Dos mujeres comparecieron ante el rey Salomón con dos bebés, uno

muerto y otro vivo. Ambas mujeres afirmaban que el niño vivo les

pertenecía, y decían que el muerto pertenecía a la otra. Una de ellas

declaró:

-Oh señor, ambas dormíamos con nuestros hijos en cama. Y esta

mujer, en su sueño, se acostó sobre su hijo, y él murió. Luego puso su

hijo muerto junto al mío mientras yo dormía, y me quitó el mío. Por la

mañana vi que no era mi hijo, pero ella alega que éste es mío, y que el

niño vivo es de ella. Ahora, oh rey, ordena a esta mujer que me

devuelva mi hijo.

La otra mujer declaró:

-Eso no es verdad. El niño muerto le pertenece, y el niño vivo es mío,

pero ella trata de quitármelo.

El joven rey escuchó a ambas mujeres. Al fin dijo:

-Traedme una espada.

Le trajeron una espada, y Salomón dijo:

-Empuña esta espada, corta al niño vivo en dos y dale una mitad a

cada una.

Entonces una de las mujeres exclamó:

-Oh mi señor, no mates a mi hijo. Que la otra mujer se lo lleve, pero

déjalo vivir.

Pero la otra mujer dijo:

-No, corta al niño en dos, y divídelo entre ambas.

Entonces Salomón declaró:

-Entregad el niño a la mujer que se opuso a que lo mataran, pues ella

es la verdadera madre.

Y el pueblo se maravilló de la sabiduría de ese rey tan joven, y vio

que Dios le había dado discernimiento.  

Explicación:

las destacaban como mujeres sabias

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