Los Movimientos revolucionarios contribuyen a reforzar el Poder, a hacer sentir la necesidad de orden y de la paz no sólo en los círculos gobernantes, sino en los medios populares.
La dictadura de Cromwell sigue a la revolución de 1649, y el absolutismo de Luis XIV está profundamente marcado por el recuerdo de la Fronda.
El tema de la paz civi domina el pensamiento político del siglo XVII, en especial el de Hobbes.
Las guerras, sin embargo, se suceden a lo largo del siglo, exigiendo una concentración y un reforzamiento del Poder
En lo inmediato consolidan el absolutismo, pero a la larga contribuyen a destruirlo.
De esta forma el peligro exterior favoreció, sin duda, el absolutismo de Richelieu; pero las guerras de finales de siglo precipitaron el ocaso del absolutismo francés y el nacimiento del liberalismo europeo.
Otro aspecto importante es la afirmación de que las familias y lo que les es común (los patrimonios) son anteriores al Estado.
En su extensa obra Bodin refuta el utopismo colectivista, y toda forma de comunismo, y se empeña en preservar a la familia y al derecho de propiedad de cualquier desborde autoritario.