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Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río, una de las instituciones que desempeñó un importante papel en el proceso de transformación del campo mexicano fue el Banco Nacional de Crédito Ejidal, cuya tarea consistió en dotar de créditos a los campesinos de las comunidades ejidales organizada ESPERO QUE TE SIRVA

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No existen dudas sobre la antigüedad de los préstamos. Ya el segundo libro de la Biblia establecía normas respecto a los préstamos en especie: "Cuando un hombre toma en préstamo una bestia de su vecino y esta se lesiona o muere no estando en poder de su propietario, el prestatario debe restituirla plenamente" (Éxodo 22:14). Los textos cuneiformes de los antiguos sumerios describían las penas asociadas al incumplimiento del pago de los préstamos: "Los campesinos sin tierras ... a veces se venden a sí mismos, como esclavos, simplemente a cambio de alimentos y de un lugar para dormir... Un hombre en situación financiera desesperada puede entregar su familia, incluido él mismo, a un prestamista por el tiempo pactado para satisfacer sus deudas"[663].

Mientras las antiguas normas se referían a transacciones financieras entre individuos, con el tiempo los gobiernos comenzaron a ocuparse del crédito agrícola como un asunto de política. Que los agricultores reciban suficiente crédito es un serio desafío para virtualmente todos los gobiernos de nuestra época. La influencia política sobre el crédito difiere según los países, pero todos los gobiernos del mundo han intervenido en la financiación rural[664]. En los países en desarrollo esas medidas se han justificado por los insuficientes volúmenes de préstamos bancarios a la agricultura, lo mismo que por tasas de interés excesivas y fondos limitados en los mercados crediticios informales.

Desde hace varias décadas, la intervención en los mercados del crédito ha tendido a ser directa, frecuentemente bajo la forma de distribución dirigida de los préstamos, tasas de interés subsidiadas y propiedad estatal de los bancos. "A fines de los años setenta, por ejemplo, el Banco Central de Indonesia administraba cerca de 200 líneas de crédito dirigido, muchas destinadas a actividades agrícolas y la mayoría subsidiadas... En Tailandia ... durante los años setenta y ochenta el gobierno requería que todos los bancos destinasen una proporción creciente de su portafolio total de préstamos a los agricultores". Y "en las Filipinas y otros países, segmentos importantes del sistema financiero rural estaban vinculados a programas de producción de cultivos. En otros países, como Egipto y Brasil, los elevados subsidios al crédito se justificaban como compensación a los agricultores por los efectos de otras distorsiones económicas, por ejemplo, los controles de precios de los alimentos o la sobrevaloración de la tasa de cambio"[665].

La experiencia muestra que dichas intervenciones no lograron sus objetivos y se convirtieron en cargas fiscales insostenibles. Como resultado, el monto real del crédito formal disponible para el sector ha disminuido en las últimas dos décadas en la mayoría de las regiones en desarrollo. La satisfacción de las necesidades financieras de las agriculturas en crecimiento, en formas viables, se ha convertido en tema central de la política de desarrollo agrícola. La crisis del enfoque tradicional ha sido bien presentado por Jacob Yaron:

Por lo general, el desempeño de los servicios financieros rurales auspiciados por el estado o por donantes ha sido muy inferior a las expectativas. Muchos organismos creados o apoyados para administrar programas de crédito no han podido convertirse en instituciones financieras rurales autosostenibles. Los programas han alcanzado sólo a una minoría de la población rural, frecuentemente en forma de préstamos con tasas de interés negativas (en términos reales) que se han convertido en un subsidio no intencional captado por los agricultores más ricos e influyentes. Muchos de estos programas de crédito han terminado constituyendo un costoso drenaje de recursos públicos... Las intervenciones administrativas han retardado la creación de mercados financieros eficientes y han tenido efectos adversos sobre otros sectores de la economía, principalmente privándoles de fondos prestables y encareciendo el costo de sus créditos. Muchas de las grandes instituciones financieras rurales han sufrido fuertes pérdidas, generadas sea por una inadecuada indexación frente a la inflación (Brasil y México) o por una pésima recuperación de préstamos en economías estables (India y Bangladesh)[666].