Respuesta :

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. La semilla dorada, de Nilda Zamataro

En su camita de tierra

descansaba la semilla dorada,

algunas gotitas de la lluvia

entraron a despertarla.

El sol se acercó un poquito

y le regaló su calor,

la semilla rompió su traje,

hizo fuerza y se estiró.

Se asomó muy curiosa

y el mundo descubrió.