Respuesta :

Respuesta:En el siglo XVIII, entre los múltiples problemas que afectaron a la Iglesia y que fueron objeto de acaloradas discusiones, resultan evidentes tres

grandes centros de atracción: la eclesiología, la moral y las formas de piedad. Sigamos este proceso en un intento de clarificación.

Podemos distinguir, en la eclesiología, una concepción de la Iglesia

preferentemente jerárquica, frente a quienes insistían en la visión de una

Iglesia con caracteres más acusadamente comunitarios. Naturalmente, una

distinción radical entre las dos concepciones no existía, pero sí se precisaban los matices. Todo el mundo católico aceptaba la jerarquía y nadie negaba que la Iglesia era una comunidad, pero, al analizar los caracteres,

había preferencias y se insistía más o menos en determinados criterios.

Unos autores hacían hincapié en una serie de valores claramente jerárquicos, mientras otros resaltaban los aspectos comunitarios.

Explicación: