Respuesta :

Respuesta:

espero te sirva

Explicación:

Tienes una detallada cronología bien planeada. Has definido las expectativas con los líderes y los miembros del equipo. Estás preparado para mantener organizados todos los productos.

A mitad del proyecto, un equipo te propone algo porque piensa que ha encontrado una forma mejor de administrar una parte del proceso.

Se te cae el alma a los pies. Eres el encargado. El organizador. El guardián del programa. Este cambio de dirección solo traerá problemas a un plan impecable al que has dedicado horas y horas. Aunque se trate de una forma mejor de hacer las cosas, tiemblas ante la sola idea de apartarte de tu amado sistema.

¿Te suena de algo? Es una situación habitual para los gestores de proyectos. Cuando eres el único responsable de que todo siga el camino adecuado, es comprensible que te aferres a tu genuino y calculado proceso.

Pero, piensa en esto: puede que estés limitando el espacio de maniobra que los miembros del equipo necesitan para llevar el proyecto a otro nivel. Al planificar cada centímetro de flexibilidad estás dificultando la adaptación a la nueva información y las exigencias cambiantes.

¿Qué haces entonces? Ha llegado la hora de que los profesionales de la gestión de proyectos no solo piensen en ellos mismos como los guardianes de los planes, sino también como los responsables de sacar lo mejor de los equipos.

Para ello, tienen que fomentar y dar cabida a las dos piezas del proceso de solución de problemas creativo: el pensamiento convergente y divergente.