Respuesta :

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En el caso de la

Nueva España debe tenerse en cuenta que era una práctica ya

establecida desde el siglo XVII que las autoridades hacendarías recurrieran a la Iglesia para subsidios y/o donativos,

especialmente en épocas de guerra.3 Pero desde 1780 la

presión ejercida por el fisco sobre las instituciones eclesiásticas fue más sistemática y rigurosa. Ello se manifestó, en

primer lugar, en las recaudaciones efectuadas a partir del

donativo requerido por Carlos III en agosto de 1780 a sus

súbditos americanos que ya hemos comentado. El virrey

comenzó por hacer una especial solicitud de contribución al

arzobispo y obispos, a los cabildos de las iglesias principales,

a las órdenes de monjas y frailes, a los colegios de religiosos

y a otras instituciones eclesiásticas. Los prelados, por su parte,

instruyeron a los curas parroquiales para que reunieran a los

habitantes de los pueblos y los convencieran de las bondades

del donativo de la guerra.

Explicación:

ahi ta bro