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Al principio y hasta finales de 1960, los motores de automóviles fueron fabricados con diseños simples y partes de control mecánicos, como los distribuidores y los controladores de tiempo de encendido. Emisiones no eran pertinentes, y la eficiencia dio paso a caballos de fuerza y velocidad.
Cuando comenzó la década de 1970, las leyes federales con respecto a las emisiones de un coche comenzaban a aparecer, y la crisis del petróleo de 1973-1974 mostró que muchos motores más grandes y poderosos no eran tan importantes como la economía de combustible.
La mayoría de los coches de este período de tiempo fueron alimentadas por los carburadores, y muy pocos tenían la inyección mecánica de combustible, por lo que la necesidad de ordenadores de bordo evolucionó lentamente.
Los requisitos físicos reales para un ordenador de bordo no habían sido miniaturizados hasta el punto donde podrían caber en los automóviles de la década de 1970; se tardaría otra década antes de que el microchip fuera lo suficientemente pequeño como para convertirse en práctica.
Como la escasez de gas continuó hasta finales de 1970, los fabricantes de automóviles comenzaron a implementar tableros pequeños, de estado sólido de circuito para controlar el tiempo y la chispa de encendido, montada normalmente en el compartimiento del motor en el firewall.
Varios fabricantes experimentaron con carburadores controlados por el ordenador en la década de 1980, utilizando un microchip crudo a metro la tasa de mezcla de combustible y el avance de temporización, pero estos resultaron poco fiables y difíciles de reparar. El futuro de ignición controlado por ordenador residía en la inyección de combustible, no carburadores, y por el centro de la década de 1980 casi todos los fabricantes de automóviles invertirán para un cambio de toda la industria de la inyección de combustible controlado por un circuito integrado, o sea, una computadora.
En la década de 1990, las computadoras de bordo empezaron a tener más y más responsabilidades. No sólo se requieren para procesar la mezcla de combustible y el tiempo, pero también para controlar la mayor parte de los procesos eléctricos del automóvil
En el principio del siglo 21, empezamos a confiar en las computadoras para hacer mucho más que simplemente supervisar y controlar el motor. Con los sistemas de navegación, control de temperatura avanzada, comunicaciones y dispositivos de entretenimiento, el ordenador o computador de bordo se ha convertido en la parte más importante del sistema eléctrico de los vehículos, o sea, como muchos se refieren, “un fantasma dentro de la maquina” que muchas veces parece tener vida propia. Omnipresentes, pero tenemos la impresión que están con nosotros desde siempre.