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Explicación:    

Cuando se fundaron las colonias españolas, los colonos llevaron consigo el castellano que se hablaba en su país en aquel momento, así como los elementos de sus diferentes dialectos locales. El español de las colonias empezó a evolucionar, ya que la comunicación con España era muy limitada. Se mantuvieron algunos elementos del español antiguo; otros, no. Uno de los ejemplos más claros de esta evolución es el uso de vos, principalmente en Argentina, Paraguay y Uruguay. Originalmente, vos se usaba para la segunda persona del plural, pero acabó empleándose —incluso entre amigos cercanos— como una variante más formal de la segunda persona del singular. Su uso estaba extendido en España cuando los colonos llevaron el idioma al Cono Sur americano, pero acabó por desaparecer en Europa y asimilarse en el español rioplatense. Hoy en día, igual que hace 150 años, si vas a un bullicioso café de Buenos Aires, es mucho más probable que te pregunten “¿de dónde sos?” que “¿de dónde eres?”.El voseo —tanto el pronombre como su conjugación correspondiente— parece estar ganando terreno en algunas partes de Latinoamérica en las que su uso había sido minoritario hasta el momento, como Bolivia, Chile, Nicaragua o Costa Rica. Eso sí, te garantizamos que la gente te entenderá perfectamente, vayas donde vayas, independientemente de si utilizas tú o vos.

En las variedades del español de Latinoamérica, no se utiliza el pronombre vosotros para la segunda persona del plural, sino ustedes. Así, los estudiantes en España tienen que memorizar una terminación más al aprender los tiempos verbales.

Por ejemplo, en España puedes preguntarles a tus amigos “¿cuándo fue la última vez que so visteis?”, pero mucha gente optaría por la alternativa más formal para dirigirse a personas mayores (“¿cuándo fue la última vez que se vieron?”). En Latinoamérica, se utiliza la variante formal siempre, independientemente del contexto.

Ustedes también se usa en las islas canarias; vosotros solo se utiliza en las islas baleares y la España peninsular. Eso sí, si hablas español latino, te entenderán perfectamente en España… ¡y probablemente les parezcas muy educado!

Vocabulario

La mayor parte del vocabulario español es universal, pero no todo. Algunos términos que varían son teléfono móvil (España) y celular (Latinoamérica), u ordenador (España) y computador (Latinoamérica). De hecho, un mismo término puede decirse de varias maneras diferentes —no solo de dos. Por ejemplo, en España se dice bolígrafo; en Chile, lápiz pasta; y en Argentina, lapicera. En general, no hay más diferencias de vocabulario que las que pueda haber entre el inglés británico y el estadounidense.

Pero… ¡ojo! En España, se utiliza mucho el verbo coger, no solo en el sentido de atrapar, sino también de agarrar o traer. Por ejemplo, un español diría “coger el bus”, mientras que un latino diría “tomar el bus”. En América Latina, coger se usa de manera vulgar para describir… el acto sexual.

Pronunciación

La pronunciación es lo que más varía de un dialecto a otro, pero tampoco es una diferencia demasiado significativa. Por ejemplo, en muchas partes de Centroamérica, la “s” es sorda o aspirada, y a veces se comen alguna que otra sílaba. En Argentina y Uruguay, pronuncian la “y” y la doble “l” de manera estridente —particularidad que se conoce como “sheísmo” o “yeísmo rehilado”.

Puede que la diferencia más evidente entre la pronunciación española y la latina sea el mal llamado “ceceo”, común en la mayor parte de la península ibérica. Hay quien asegura que el esta pronunciación surgió del rey Fernando III, cuyo ceceo fue copiado por la nobleza española. Pero es muy posible que esta leyenda sea incierta; es más probable dicha pronunciación proceda del castellano medieval, aunque eso no explica por qué no llegó a las colonias. Y es que los idiomas no siempre evolucionan de la manera más lógica —la ortografía del inglés es prueba de ello.

Es inevitable que se te pegue el acento del lugar en el que estudies español, pero esto no será un impedimento para hablar con hispanos de todo el mundo. Todos hablamos con acento, pero ninguno es mejor o peor que otro. Si aprendes a hablar un idioma —sea español o cualquier otro— con un acento muy específico se convierte en una faceta personal más. Además, recuerda: los acentos “exóticos” son un tema de conversación fantástico con el que romper el hielo cuando estás de viaje.