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A algunos expertos les preocupa que los adolescentes se sientan más ansiosos y tengan una menor autoestima debido a las redes sociales y al uso de mensajes de texto. Hay diferencias importantes en la socialización en línea. Los adolescentes pierden de vista en mayor medida cosas como el lenguaje corporal y las expresiones faciales. Esto puede conducir a más malentendidos y sentimientos heridos. También puede hacer que hablar en persona se sienta más intimidante. En la vida real, no hay tiempo para elaborar la respuesta perfecta. No podemos asegurarnos de que nuestro aspecto sea exactamente el que queremos proyectar. Si tenemos un desacuerdo, tenemos que saber cómo responder en tiempo real.

Otro gran problema es que suele ser bastante común que los niños se sientan mal consigo mismos cuando ven a todo el mundo en Internet luciendo un aspecto perfecto. Los adolescentes a menudo intentan compensar esto al compartir fotos que los hacen parecer perfectos a ellos también. Entonces, cuando su identidad en las redes sociales no coincide con cómo se sienten en realidad, pueden acabar sintiéndose peor.

La aceptación de los compañeros es extremadamente importante para los adolescentes. Es fácil dejarse llevar por el recuento de cuantos “me gusta” consiguen en las redes sociales. Los adolescentes pueden acabar tomándose cientos de fotos, en búsqueda de la que más les guste a los demás. Y si los “me gusta” no llegan, puede que lo sientan como algo personal.

Los padres pueden ayudar al dar un buen ejemplo de cómo utilizar la tecnología. Intente prestarles toda su atención a los niños cuando está con ellos. Si su cabeza está a menudo inclinada hacia una pantalla, está enviando el mensaje equivocado. Establezca zonas y horas libres de tecnología en la casa.

Para ayudar a desarrollar la autoestima, involucre a los niños en algo que realmente les interese. Cuando los niños aprenden a sentirse bien por lo que pueden hacer, en lugar de por cómo lucen o por lo que poseen, son más felices.

Amuchos padres les preocupa cómo la exposición a la tecnología podría afectar a los niños pequeños desde el punto de vistadel desarrollo. Sabemos que nuestros niños en edad preescolar están adquiriendo nuevas habilidades sociales y cognitivas a un ritmo impresionante, y no queremos que horas pegados a un dispositivo electrónico les impida esto. Pero laadolescencia es un período igualmente importante y de rápido desarrollo, y muy pocos de nosotros estamos prestando atención a cómo el uso de la tecnología de nuestros adolescentes (que es mucho más intenso e íntimo que el de un niño de 3 años que juega con el teléfono de su papá) los está afectando. De hecho, a los expertos les preocupa que las redes sociales y los mensajes de texto, que se han vuelto tan esenciales para la vida adolescente, estén promoviendo la ansiedad y disminuyendo la autoestima.

Las personas jóvenes reportan que podría haber una buena razón para preocuparse. En una encuesta llevada a cabo por la Royal Society of Public Health (página en inglés), se preguntó a jóvenes entre 14 y 24 años en Gran Bretaña, de qué manera las plataformas de las redes sociales tenían un impacto en su salud y bienestar. Los resultados de la encuesta encontraron que Snapchat, Facebook, Twitter e Instagram aumentaban los sentimientos de depresión, ansiedad, mala imagen corporal y soledad.

Los adolescentes son expertos en mantenerse ocupados en las horas después de la escuela y hasta mucho tiempo después de la hora de ir a dormir. Cuando no están haciendo su tarea (y cuando la hacen) están en línea y en sus teléfonos, enviando mensajes de texto, compartiendo, troleando, desplazándose por la pantalla, lo que sea.

Por supuesto, antes de que todos tuvieran una cuenta de Instagram, los adolescentes también se mantenían ocupados, pero era más probable que hablaran por teléfono o en persona cuando salían al centro comercial. Aunque pudo haber parecido una gran cantidad de reuniones sin sentido, lo que estaban haciendo era experimentar, probar habilidades, tener éxito y fracasar en cientos de pequeñas interacciones en tiempo real, que los niños de hoy se están perdiendo. Por su parte, los adolescentes modernos están aprendiendo a comunicarse mayormente mientras miran una pantalla, no a otra persona.