Respuesta :

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Muy bien ¿los empleados de cualquier clase que sean no perciben inmediatamente su subsistencia, o al menos sus empleos no están dependientes del Gobierno? ¿Y quién tendrá más empeño en las elecciones: un particular que una y otra vez podrá mezclarse, o el Gobierno que siempre debe empeñarse en que el resultado de las elecciones sea según sus deseos, para poder tener influjo en el cuerpo legislativo? Y sin embargo los empleados no son excluidos; y ¿por qué lo han de ser los domésticos asalariados? ¿Y qué es lo que resulta de aquí? Una aristocracia, la aristocracia del dinero. Y desde que esto se sostenga se echa por tierra el sistema representativo, que fija su base sobre la igualdad de los derechos. Echese la vista sobre nuestro país pobre, véase qué proporción hay entre domésticos asalariados y jornaleros, y las demás clases del Estado, y se advertirá al momento que quien va a tener parte en las elecciones, excluyéndose las clases que se expresan en el artículo, es una pequeñísima parte del país.”

“Pero aún hay más: Señor, la independencia, ¿qué independencia es la que se necesita? Una independencia tal que no pueda haber una coacción o violencia respecto del individuo que sufraga. (...) ¿Y qué, esa dependencia misma no se tiene en todas las sociedades públicas? ¿El que es capitalista, no tiene dependencia de otro? Puede ser que tenga más.” “

(...) Y si se excluye a los jornaleros, domésticos, asalariados y empleados, ¿entonces quién queda? Un corto número de comerciantes y capitalistas. He aquí la aristocracia del dinero; y si esto es así podría ponerse en giro la suerte del país y mercarse. Entonces sí que sería fácil poder influir en las elecciones, porque no es fácil influir en la generalidad de la masa, pero sí en una corta porción de capitalistas; y el que formaría la elección sería el Banco, porque apenas hay comerciante que no tenga giro en el Banco, y entonces el Banco sería el que ganara las elecciones, porque él tiene relación en todas las provincias.

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