Respuesta :
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Cuando cultives el suelo, no te dará más su vigor; errante y vagabundo serás en la tierra. La sentencia divina no se deja esperar: la tierra cultivable, el suelo, es quien maldice al autor del derramamiento de sangre.
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Cuando cultives el suelo, no te dará más su vigor; errante y vagabundo serás en la tierra. La sentencia divina no se deja esperar: la tierra cultivable, el suelo, es quien maldice al autor del derramamiento de sangre.