Respuesta :

Respuesta:

¿Por qué filosofar hoy?

Todos los que enseñamos Filosofía hemos oído alguna vez la pregunta “¿Para qué sirve la

Filosofía?”. Antes de responder vale la pena que hagamos algunas reflexiones sobre el punto.

Podríamos, por ejemplo, preguntarnos sobre el sentido posible de la palabra “servir”. ¿Quiere

decir ser útil para algún fin o para alguna persona? Y en ese caso, ¿qué significa hablar de

“utilidad”? Se ha repetido a lo largo de siglos que la Filosofía no sirve para nada y que este es

uno de sus méritos. No estamos de acuerdo con ello, porque lo que no sirve para nada se asocia

con lo descartable y no parece ser ése de ningún modo el caso de la Filosofía. Por supuesto, no

debemos entender la “utilidad” como ligada necesariamente a lo económico o a alguna tarea

práctica en la acepción original del término, es decir, ligada en forma inmediata a la acción. En el

corto plazo la Filosofía no nos hará más ricos ni más poderosos, probablemente nos llene de

dudas y de incertidumbres, algunas de ellas angustiantes, pero en el largo plazo advertiremos

que nuestro horizonte se ha ampliado considerablemente y que ahora disponemos de una

cantidad de herramientas intelectuales de las que antes carecíamos. Esa nueva mirada y esos

nuevos modos de acceder a la realidad que están estrechamente ligados al quehacer filosófico

“valen la pena” y en ese sentido nos “sirven”, “nos resultan útiles”.

Así como se habla del fin de las ideologías, más de una vez hemos oído hablar del fin de la

Filosofía, sustituida por la ciencia y/o por la tecnología. Sin embargo, a medida que avanza la

ciencia, lejos de desaparecer, aumentan los problemas metafísicos, gnoseológicos,

epistemológicos y éticos y a medida que se desarrolla la historia humana van surgiendo nuevas

preguntas sobre su sentido: la Filosofía, de uno u otro modo, sigue imponiendo su presencia.