Respuesta :

Respuesta:Goetz era un hombre de extremos. Durante una parte de su vida se dejó llevar por un odio y rechazo extremo hacia Dios, cargando todas sus acciones de maldad con el único objetivo de desafiar a Dios. Durante otra parte, se sintió un enviado de Dios con el único objetivo de traer la bondad y la paz a aquellos que le rodeaban, para satisfacer a Dios.

Pero en ambas etapas de su vida los resultados fueron los mismos. Fueran cuales fueran sus acciones y decisiones, las consecuencias siempre recaían sobre los mismos. Mientras tanto, el Dios con el que quería interactuar parecía no querer responder ni a sus desafíos ni a sus alabanzas.

Al final la determinación fue obviar a ese Dios inexistente, y vivir una vida dedicada a él mismo y a su persona. Manteniendo presente algo que aprendió de la experiencia, y que lucha tras lucha quedaba patente en el campo de batalla:

Cuando los ricos se declaran la guerra, son los pobres los que mueren.

Esta es la historia que Jean-Paul Sartre contaba en «El diablo y Dios», una de sus obras de teatro más representativas. Sartre escribió esta obra ambientándola en la reforma protestante y pretende mostrar el conflicto entre los objetivos y los medios para conseguirlos, pero de él se pueden extraer grandes reflexiones sobre muchos temas: existencialismo, fanatismo, revolución, religión, creencias, idealismos… Pero de todo ello, me quiero quedar con esta memorable cita con la que acabo de resaltar.

Explicación: