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No preguntes qué pueden hacer los de Recursos Humanos, tus jefes o compañeros, para que seas feliz en el trabajo; pregúntate primero qué puedes hacer tú para buscar tu felicidad. Cambiar un entorno de trabajo hostil por uno ideal es un camino que empieza dando un primer paso, por lo que todas las pequeñas acciones encaminadas a conseguir un buen ambiente de trabajo te acercaran más a ese objetivo ideal, mientras que, por el contrario, las actitudes negativas te alejaran de él.

Ponerse el objetivo de la mejora continua: todos los días una mejora, aunque sea pequeña (a veces una sonrisa, saludar a los compañeros, llevar unos pastelitos a la oficina para celebrar el cumpleaños…), suma y ayuda; mientras que la acumulación de actitudes negativas puede convertir el lugar de trabajo en una «zona de guerra».

El círculo de la preocupación y el círculo de la influencia

Stephen Covey, en su libro Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, nos habla de estos círculos, que, además de con la eficiencia, están relacionados con la felicidad. En el círculo de preocupación se encuentran todas las cosas que nos inquietan en la vida, algunas sobre las cuales tenemos capacidad para actuar o influir y otras que no se encuentran en nuestra área de influencia, como por ejemplo la lacra del terrorismo, las guerras, o los desastres naturales. Dentro del círculo de la preocupación podemos trazar uno más pequeño, el círculo de influencia, donde se encuentran todas aquellas cosas que nos preocupan y sobre las cuales tenemos la capacidad de influir, como por ejemplo, la relación con los compañeros del trabajo.

Las personas proactivas centran siempre sus esfuerzos en el círculo de influencia, se dedican a construir, se marcan objetivos de mejoras, centrándose en las cosas sobre las que pueden actuar, las que dependen de ellos, las que se encuentran dentro de su círculo de influencia, de manera que consiguen ampliarlo.

Pero en el otro extremo se sitúan las personas tóxicas, reactivas y grises, que centran sus  esfuerzos en buscar los defectos de los demás, obviamente están insatisfechas con su trabajo, atribuyendo la causa de su desgracia a sus compañeros, jefes, clientes, proveedores,... Centran sus energías en aquello sobre lo que no tienen control, su energía es negativa y reactiva, desatendiendo y haciendo que se «encoja» su círculo de influencia.

¿Qué puede hacer el departamento de Recursos Humanos para ayudar a los trabajadores a ser felices?

Lo primero que tenemos que preguntarnos es si la búsqueda de la felicidad de los trabajadores se encuentra dentro de los múltiples objetivos de los departamentos de Recursos Humanos. El principal objetivo del departamento de Recursos Humanos es contribuir al éxito de la empresa, para lo cual tiene que seleccionar, sustituir, desarrollar y retener los Recursos Humanos de la misma, manteniendo un equipo cualificado y motivado que esté alineado con los objetivos de la organización, algo que difícilmente logrará si los trabajadores de la empresa no son felices en su trabajo, por lo que buscar un ambiente de desarrollo y satisfacción de los trabajadores, que les permita progresar en función de sus méritos, aptitudes y habilidades es, o debiera ser, uno de los objetivos de los departamentos de Recursos Humanos.